junio 10, 2025

COOCURRENCIAS EN AUTISMO

FACTORES DE RIESGO Y AFECCIONES ASOCIADAS AL AUTISMO

Dr. Cristhian Carvajal Mery

Las coocurrencias en el autismo son las condiciones, ya sea de salud mental o salud corporal, que acompañan o se manifiestan en personas dentro del espectro, y que tienen mayor probabilidad de ocurrir solo porque esa persona es autista, es decir, el autismo aumenta sus chances de que además tenga esa condición.

Esto lo vemos, por ejemplo, en personas con diabetes, quienes por el solo hecho de ser diabéticos tienen un riesgo aumentado de tener enfermedad cardiovascular, o renal, condiciones que de presentarse empeoran su pronóstico y pueden incluso impactar otros sistemas. En medicina llamamos a estas condiciones crónicas acompañantes comorbilidades, pero el término comorbilidad asume dos enfermedades crónicas que ocurren en la misma persona. Por eso, desde una perspectiva no ‘patologizante’ del autismo como el paradigma de neurodiversidad, muchas personas prefieren usar el término coocurrencia, que es más neutro, y es el que uso en esta reseña.

¿Por qué habrían de importarnos las coocurrencias del autismo? ¿No será más bien un ejercicio académico para investigadores o estadísticos? De hecho, son muy importantes, puesto la presencia de estas coocurrencias puede empeorar el pronóstico (la predicción de la evolución de la condición) de una persona autista. ¿Cómo? Haciendo que se requiera un manejo clínico más frecuente (ser atendido en servicios de salud reiteradamente), pueden volverse crónicas e incluso invalidantes. En suma, empeoran la calidad de vida de no ser sospechadas, diagnosticadas y atendidas. Muchas veces no es el autismo en sí, sino más bien las cosas que le acompañan las que determinan mayores necesidades de apoyo.

Las coocurrencias en el autismo se manifiestan como alteraciones ajenas a las características diagnósticas principales (dificultades en comunicación/interacción social y patrones repetitivos de comportamientos, intereses o actividades, incluyendo desafíos en el procesamiento sensorial). Así, por ejemplo, es común en autistas la epilepsia, condiciones de salud mental o vinculadas al comportamiento y trastornos gastrointestinales.1

La prevalencia (qué tan frecuentes son en la población) de las coocurrencias varía ampliamente, dependiendo del estudio que se haya publicado y cómo fue realizado, pero también debido al hecho de que el autismo no es una condición unitaria, sino un espectro, y las predisposiciones de un autista a desarrollar ciertas condiciones durante su vida no son las mismas que las de otro, aunque compartan el mismo diagnóstico. Si tomamos como ejemplo las coocurrencias gastrointestinales, vemos que estas pueden presentarse de diversas formas, como constipación, alergias alimentarias, enfermedad inflamatoria intestinal, colitis, entre otras.

El gráfico muestra los resultados de un estudio que comparó a niños con autismo y a sus hermanos no autistas de acuerdo con la frecuencia de aparición de coocurrencias. La longitud de las barras muestra la prevalencia en porcentaje de distintas coocurrencias en niños autistas (barras azules) y sus hermanos no autistas (barras grises). Como se observa, en todas las coocurrencias analizadas los niños autistas las presentan en mayor porcentaje, siendo especialmente frecuentes el TDAH (Trastorno por déficit atencional e hiperactividad), la discapacidad intelectual, los problemas de aprendizaje, desórdenes del sueño, trastornos de ansiedad, entre otros, lo que enfatiza la necesidad de detectar estas condiciones precozmente. 2

El gráfico anterior muestra los resultados de un estudio que comparó a niños con autismo y a sus hermanos no autistas de acuerdo con la frecuencia de aparición de coocurrencias. La longitud de las barras muestra la prevalencia en porcentaje de distintas coocurrencias en niños autistas (barras azules) y sus hermanos no autistas (barras grises). Como se observa, en todas las coocurrencias analizadas los niños autistas las presentan en mayor porcentaje, siendo especialmente frecuentes el TDAH (Trastorno por déficit atencional e hiperactividad), la discapacidad intelectual, los problemas de aprendizaje, desórdenes del sueño, trastornos de ansiedad, entre otros, lo que enfatiza la necesidad de detectar estas condiciones precozmente. 2

En este otro estudio podemos ver en el gráfico de barras que, de todas las coocurrencias, las de origen neurológico son las más frecuentes. Esto hace muy relevante, especialmente en niños, el rol del neuropediatra que evalúa al menor, ya que el rol del especialista no solo es recibir un informe de una prueba como ADOS-2 o el de una evaluación multidisciplinaria y confirmar oficialmente el diagnóstico, sino que debe descartar la presencia de coocurrencias y determinar la necesidad de solicitar otras pruebas diagnósticas de ser necesario.3

Las coocurrencias del autismo no son fáciles de detectar. Los síntomas de determinada condición que presenta la población autista pueden ser atípicos, e incluso si la presentación es la usual, las dificultades en el plano comunicativo en el autismo pueden hacer difícil acusar estos síntomas. Más aún, muchos autistas tienen dificultades para atender o detectar ciertas sensaciones corporales y su percepción de los estímulos sensoriales, entre estos, los dolorosos, puede ser atípica. Estas dificultades pueden expresarse a través de comportamientos que intentan atraer atención al problema.

Los cambios en el comportamiento, incluso los comportamientos desadaptativos, pueden indicar una coocurrencia subyacente. Es muy común que los problemas de conducta enmascaren coocurrencias, y que estas sean desestimadas y catalogadas como “comportamiento autista” o como resultado de estresores sensoriales/ambientales. Estos comportamientos pueden incluso servir para ocultar el diagnóstico de autismo, especialmente en mujeres, quienes suelen lograr aceptación social a través de una imitación ensayada de conductas sociales (masking). Aquellas que exitosamente camuflan su autismo son usualmente maldiagnosticadas con trastorno límite de la personalidad, bipolaridad o depresión mayor. En estos casos, una supuesta coocurrencia desvía la atención del diagnóstico primario de austismo.

En definitiva, las coocurrencias en el autismo son muy frecuentes, y no solo sobrecargan al sistema de salud, convirtiéndose en un tema de interés para la salud pública, sino que tienen el potencial de deteriorar significativamente la calidad de vida de la persona autista. Si queremos mejorar el pronóstico de la población autista los proveedores de salud deben reorientar los servicios de modo que las coocurrencias sean diagnosticadas o al menos sospechadas en el nivel primario, y se hagan las derivaciones pertinentes a los especialistas. El manejo, tal como en el diagnóstico, requerirá siempre idealmente de una aproximación multidisciplinaria, en la que se incluyen familiares, educadoras especiales, psicólogos, fonoaudiólogas, terapeutas ocupacionales y médicos.

Referencias:

  1. Casanova, M. F., Frye, R. E., Gillberg, C., & Casanova, E. L. (2020). Editorial: Comorbidity and autism spectrum disorder. Frontiers in Psychiatry11, 617395. https://doi.org/10.3389/fpsyt.2020.617395
  2. Khachadourian, V., Mahjani, B., Sandin, S., Kolevzon, A., Buxbaum, J. D., Reichenberg, A., & Janecka, M. (2023). Comorbidities in autism spectrum disorder and their etiologies. Translational Psychiatry13(1), 71. https://doi.org/10.1038/s41398-023-02374-w
  3. Burns, J., Phung, R., McNeill, S., Hanlon-Dearman, A., & Ricci, M. F. (2023). Comorbidities affecting children with autism spectrum disorder: A retrospective chart review. Children (Basel, Switzerland)10(8). https://doi.org/10.3390/children10081414