te invitamos a compartir tu testimonio

A través del siguiente formulario sumaremos tus historias, y nuestro trabajo para visibilizar y juntos transformar la educación.

Comencé períodos de depresión mayor entre los años 2012-2014, acudí a la psicóloga de U. con sesiones una vez al mes, pero parte de la facultad no hubo ayuda, ni seguimiento. Debido a la alta exigencia, comencé a reprobar ramos, a perder beneficios y becas, sumada a la preocupación académica, y tras empeorar con episodios permanentes de crisis de pánico, tuve que abandonar en 2016.  Hasta hoy no he podido dejar los medicamentos y debo un crédito por estudios de $30.000.000.  Mis 4 años de esfuerzos y costos de salud no quedaron evidencias, nadie me llamó de la U. solo recibí un par de correos para indicar estado de abandono. No hubo protocolo entre facultad y apoyo de salud de la U., soy sobreviviente a un sistema que debe cambiar. 

Estudiante 4° Medicina, 2012-2016, U. VII Región.
Relato: Nov. 2023

“Durante mi carrera pasé por periodos de estrés y depresión. La normalización del “burn out” y el atraso académico me pasaron la cuenta, favoreciendo un cuadro depresivo. Destaco el trabajo que realizó en su momento mi universidad, con un equipo multidisciplinario de psicólogas y psiquiatras que realizaron una intervención a quienes habíamos tenido un atraso académico, instancia donde se me orientó a tomar psicoterapia y ser evaluado por psiquiatría. Seguí los consejos y afortunadamente con tratamiento psicólogo y farmacológico salí adelante, recuperándome de mi cuadro depresivo. Afortunadamente este equipo de docentes hizo la diferencia. Esta debería ser una buena práctica para las casas de estudios, apoyar a todo estudiante que repruebe o tenga problemas en su salud mental. Lamentablemente, no todos los estudiantes tienen esta fortuna”.

Médico Titulado, Estudiante 2013-2021, VII Región.
Relato: Dic. 2023.

Debí lidiar con muchos episodios de pensamientos e ideación suicida y autolesiones durante casi toda mi carrera. No podía vivir con mi familia por traumas complejos asociados a mi crianza.  Durante mas de 2 años me ayudó el psicólogo de la universidad, pero luego me derivaron al servicio público donde no tuve seguimiento.  Tuve que pagar psiquiatras y psicólogos muy caros para mí, mi escuela me recomendó congelar (solo me faltaban 2 ramos y la práctica profesional para  terminar)  ya que me encontraba muy agotada, en tratamiento del sueño y manejo de ideación suicida, lo que a veces me impedía despertarme a las 07:00 AM y pasaba de largo por los medicamentos.  Por otro lado, la práctica profesional fue una mala experiencia dónde no me dieron apoyo para cambiarme y continuar en otro lugar, lo que desencadenó crisis de ansiedad, me iba y volvía a mi casa llorando, por lo cual tuve que decidir por mi salud o terminar el semestre.  Para realizar la práctica profesional al siguiente año, se me exigió certificado médico que dijera que estaba apta y se indicara mi tratamiento, porque el docente a cargo de la práctica profesional cuestionó mis habilidades y capacidades en ese momento; hasta me expuso como ejemplo en una reunión online con personas de otra generación que yo no conocía. Sumado a todo esto, tuve que hacer malabares para poder costearme un año más, ya que la gratuidad solo me cubría los 5 años. Intenté obtener alguna beca, pero nunca recibí información ni ayuda por parte de la encargada de la escuela; en esos momentos me encontraba viviendo en una toma, lo cual desencadenó una serie de crisis, e intensificó las ideaciones suicidas, al no tener apoyo para terminar mi carrera.  Pasé por diferentes sospechas diagnosticas, pero ninguna certera, además de lo difícil que fue movilizarme sola en la calle por las crisis de ansiedad y los miedos que afloraron. Viví un estrés y presión constante para demostrar que yo podía terminar mi carrera y ser profesional, pese a vivir con diagnóstico de salud mental. Debí hablar con mis docentes de ramos faltantes explicando y reviviendo mi proceso, para lograr flexibilidad con mis estudios, fue horrible, yo no pedía que se me regalaran las notas, solo empatía y apoyo, no podía trasnochar por mi tratamiento del sueño que me desregulaba. 

 Logré terminar en 2023 y aun espero mi título, solo cuento con mis certificados. Mi salud mental ha significado un esfuerzo de día a día.  Mi experiencia en formación podría haber sido más amable, logré sobrevivir y tengo amargos recuerdos.  Ojalá, nadie tuviera que pasar por esto, y la universidad entendiera que nos reciben con nuestras circunstancias y merecemos un trato digno que no nos perjudique. 

Terapeuta en Actividad Física y Salud, Estudiante 2017-2023, U. Región Metropolitana.
Relato: Dic. 2023.