¿Quién es
José Galasso?

José Miguel Galasso Hofer falleció por suicidio a sus 26 años, un 11 de Mayo de 2021, sin contarle a nadie que había abandonado sus estudios. Dice su carta de despedida que “nos amaba, que había sido feliz y amado, pero que su carrera universitaria lo había transformado en una persona insegura y llena de miedo al error”.

¿Qué pasó? Si José Miguel fue un alumno de excelencia escolar,

feliz y motivado, querido por sus profesores, líder solidario, entusiasta, simpático, alegre, perceptivo, creativo, con un sentido del humor que te sacaba una sonrisa de nada, le gustaba investigar, leer, enseñar y conversar de todo tipo de temas. Viajar era su disfrute. ¡A sus 6 años partió a campamento scout de 10 días y llegó feliz, no extrañó a su familia!  ¡A los 15 años partió un año a Nueva Zelanda como estudiante de intercambio de AFS, decía ser la mejor experiencia de su vida! 

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José Miguel entró a estudiar Medicina en 2015 entregando lo mejor de sí.  A fines de 2016 empezó con síntomas de ansiedad.  Se quedó “en blanco” en uno de los exámenes orales a fin de año, decía que era la “semana del terror”, reprobó un ramo.  

Comentaba en 2018 del clima de crisis emocional de sus compañeros, lo consideraba normal, ese mismo año debió consultar a un psiquiatra que le diagnosticó “Trastorno Ansioso-depresivo”, y le asistió una psicóloga de la universidad de DAE (Dirección Asuntos Estudiantiles), volvió a repetir ramos. 

En marzo 2020, en 4°año de carrera, tras una intensa crisis de pánico, la misma psicóloga le entregó un certificado de “Trastorno Ansioso-depresivo en reiteración”, recomendaba consideración en evaluaciones.   Había esperado casi 4 meses una fecha para rendir exámen oral ante una comisión por un ramo repetido, que le fueron postergando mes a mes desde dic 2019, esperó estudiando ese verano. Finalmente, la comisión le agendó el 12 de Marzo 2020,  un día antes de su viaje de vacaciones programadas a Brasil. La incertidumbre y el estrés de esta significativa espera, le pasó la cuenta, y le sobrevino esa crisis de pánico que no le permitió llegar al exámen a tiempo. Lamentablemente se encontraba sólo, estábamos en el extranjero y nos contó por audio. 

Llegó la pandemia, su estado recrudeció en el absoluto silencio. 

Nunca recibió algún apoyo académico,  ni seguimiento de su universidad por este diagnóstico emitido por DAE, cuyo certificado que encontramos después de su muerte en su escritorio, junto al discriminatorio “Reglamento de Carrera” entregado en ceremonia del juramento Hipocrático; en el Art.1 dice “la depresión reiterada es motivo de incompatibilidad en la carrera”, y tampoco tendría plazos para terminarla si volvía a repetir algún ramo.

Tarde nos damos cuenta, de todo el esfuerzo mental y control emocional interno, dentro de un sistema de educación que primordialmente valoraba sus competencias académicas, pero ignoraba su diferencia neurológica y de inteligencia. El suicidio es multicausal según expertos, y la pandemia tuvo su cuota ciertamente; pero en el caso, nadie detectó un desarrollo de TDA (Trastorno Déficit Atencional), que pasó inadvertido por el sistema escolar, ni siquiera lo supo él mismo, ni nosotros sus padres tuvimos conciencia.  Yo, su madre fui diagnosticada reciente, comprendiendo un abanico de situaciones vivenciadas.  Jamás imaginé las barreras que José Miguel debía sortear el tener esta diferencia neurológica ante las presiones y rígidas evaluaciones del sistema que contribuyeron a su estado depresivo.

También posterior a su fallecimiento, supimos por sus compañeros de sus padecimientos en la carrera, y de un “Catastro de Salud Mental registrado en 2018” con denuncias por el mal estado de salud mental que atravesaban muchos de ellos.

… Y en esta brutal travesía de sobreviviente al suicidio que me ha tocado, descubro a estudiantes como mi amado hijo, presentando ansiedad, angustia, depresión, desesperanza y familias afectadas.  Decido visibilizar y luchar por la necesidad de cambios para una formación más humanizada, por nuestros jóvenes afectados y por las futuras generaciones.

– Odette Hofer Alvarez.